Capítulo 1

25.03.2013 00:02

 

Todo comenzó un lluvioso día de últimos de febrero…            

Me encuentro en Café Nutch, pidiendo un chocolate caliente, en la cola. Y tras dos clientes más era mi turno. Me atiende la misma chica de siempre. Sin decirle nada, me da mi chocolate caliente, ya me conocían lo suficiente allí. Coloco bien la correa de mi bandolera que llevo en mi hombro y con el chocolate entre mis manos me dirijo hacia mi mesa, en la que habitualmente me sentaba. Mi misma mesa de siempre, una colocada junto  a la ventana. Froto mis manos, lentamente por el vaso, como para darme calor en estas. Hacía frío. Tal vez demasiado. Me siento en el bajo sillón y dejo el chocolate  caliente sobre la mesa. Dejo mi bandolera sobre el sillón y la abro. Saco mi pequeño ordenador azul cielo y a continuación saco una carpeta  y una libreta de la marca Oxford de color lila. Abro el ordenador y pulso durante medio segundo el botón de encender, abro, también la carpeta y la libreta. Saco, de la carpeta varias hojas con apuntes, y empiezo a comparar definiciones de la libreta y de la carpeta. Levanto la vista hacia el ordenador,  que ya se ha encendido. Tecleo la contraseña de acceso y selecciono un nuevo archivo. Entro en el buscador y pongo música en Youtube. Entonces empiezo a leer:

La ética se relaciona con el estudio de la moral y de la acción humana. El concepto proviene del término griego ethikos, que significa “carácter”. Una sentencia ética es una declaración moral que elabora afirmaciones y define lo que es bueno, malo, obligatorio, permitido, etc. en lo referente a una acción o a una decisión. Por lo tanto, cuando alguien aplica una sentencia ética sobre una persona, está realizando un juicio moral. La ética, pues, estudia la moral y determina cómo deben actuar los miembros de una sociedad. Por lo tanto, se la define como la ciencia del comportamiento moral…

Tras cinco minutos leyendo la definición, paso a la de la libreta y también la leo. Acabo de leerla y mi mente, rápidamente me dice que me quede con la primera opción, que aun que las dos son muy parecidas esta mejor escrita la primera. Minimizo  la página del buscador y comienzo a escribir la definición elegida. Le doy un gran sorbo a mi chocolate caliente, que todavía se mantiene caliente, pero no como antes. Mientras, sigo escribiendo en mi portátil, en silencio. Tras quince minutos más, escribiendo y de sorbo en sorbo, acabo de escribir. Guardo el documento, y me echo hacia atrás. Rendida. Me froto los ojos, y después, los abro. Desconecto mis auriculares del portátil y los enchufo a mi BB. Minutos después le escribo un WA:

Ya he acabado. Dentro de un rato voy para casa, espero que me llueva, ahora hablamos.

Medio segundo ya tengo contestación:

OK. Hasta dentro de un rato, te quiero.

Maneo la cabeza de un lado a otro, siempre tan simple…Pero, aun que es simple, siempre sabe cómo sacarme una sonrisa, que en mi boca es permanente; siempre tengo esa sonrisa cuando estoy con él. Entonces  me dispongo a recoger mis cosas. Me levanto del sillón, me cuelgo la bandolera del hombro, me arreglo la ropa y camino hacia la puerta del establecimiento. Abro la puerta y miro hacia el cielo. Genial, está lloviendo.  Me ponga la capucha, aprieto el botón de play, y entonces suena Con trocitos de Maldita Nerea.

Con trocitos, de lo verde del jardín,
hace enteras las mitades,
y las pega para mí...
en montones de esperanza,
en pedacitos de canción
si los coges me compones,
eso es lo que creo yo...

Comienzo  a caminar, pero doy un paso atrás. Ha empezado a llover, mucho más que antes. Y si, decidido, toca correr.

tarata...tarata...tarata...parapa...

Sigue sonando en mis oídos.

Y con tanto y con tan poco,
se hizo grande la ilusión,
se acercaron las distancias,
dejamos clara la intención...
de ser todo, lo que somos
el dos en uno, y uno en dos...

Y ahora, el estribillo. Mientras, mis pies, no pueden parar, sigo avanzando, corriendo por las calles, esquivando a la gente, intentando llegar de una vez por todas.

Y es que tiene un corazón que no le cabe
que se muere si le faltas
solo entiende lo que dices,
si lo dices sin palabras

Por eso siempre te persigue
sin pedirlo te lo pide
hasta se puede oír su voz
haciendo tiempo en tus sentidos,
reinventando los motivos
y no sé decir,
y no sé decir...

No sé cómo, pero a continuación me encuentro en el suelo, me han tirado al suelo.

-¿Estás bien, preciosa?-preguntan-Yo también me he caído contigo…-y a continuación ríe al ver mi cara de enfado.

-¡¿Pero tú eres idiota?!-grito histérica- Como me hayas mojado las cosas, más vale que corras-le amenazo.

-Puede que si lo sea-murmura-No creo que se hayan mojado.

-Dios, mis apuntes… ¡Mi portátil!-Abro la bandolera y miro en ella.

-¿Ves? No se han mojado, a la, adiós. –Se da la vuelta y se va.

-¡Estas me las pagas, niñato!

-No creo que nos volvamos a ver, así que no te deba nada-grita, pero sigue con su camino.

-Mal criado…-maldigo en voz baja.

Me levanto del suelo y  pongo bien mi bandolera, y continúo mi camino hacia casa, deseando llegar de una vez.

Con trocitos,
de las cosas que le di
hizo pequeños los mares,
y los alejó de mí.

Y aunque nunca fueron grandes,
aunque jamás los entendí
hoy los siento tan extraños,
que si me acuerdo
solo puedo sonreír

Sigue sonando, y canturreo en voz baja, intentando olvidar lo anteriormente ocurrido. Sigo caminando, normal. Ya no corro, ¿para qué? Ya voy lo suficientemente mojada como para correr para no mojarme. Ya, sinceramente, todo me da igual, lo único que quiero ahora e llegar a casa, darme una ducha y cambiarme.

De repente, aun que llevo los auriculares oigo un frenazo por un charco, que hace que me moje, de los pies a la cabeza, aun mas que antes, entonces oigo una voz cercana.

-¡Ahora te debo dos, niñata!-grita el mismo de antes.

Suelto un grito, frustrada, no me puede estar pasando, porque a mí, ¿Por qué?

Este, sonríe ganador, y a continuación vuelve a arrancar el coche, y le veo alejarse en dirección contraria. Suspiro, y cansada, vuelvo a caminar en dirección a casa. ¿No le conozco ni media hora y ya empezamos así? ¿Quién se cree que es? Dios… Le odio. Si, le odio. Definitivamente lo hago. Y creo que nada ni nadie me hará cambiar de opinión. Nadie. Nunca. ¿Mi última frase a sonado como a venganza, no? No soy una persona vengativa, pero si se me presenta la oportunidad… Os he contado varias cosas de mí, pero todavía no me he presentado, soy Melanie, y tengo diecinueve años.

 

Ropa Melanie: